Sunday, November 19, 2006

La primera vez tiene un gustillo espacial

Mi primea fiebre de gol
Vagos recuerdos tengo del mundial de Italia 90. Pero recuerdo que jugaba Holanda contra Inglaterra. Jugaba mi equipo favorito de todos los tiempos (La naranja de Van Basten, Gullit, y Rijkaard) contra la Inglaterra de Gary Lineker.
En Curicó el invierno azotaba con mucha fuerza, y necesitaba una excusa para no ir al colegio.
Un resfrío es una buena excusa para poder ver el partido en cama. Asi que antes de dormir, la desarmé entera. A media noche mis pies estaban azules de frío y yo felizmente con todas las frazadas en el suelo. La helada no me dejaba dormir, y esa delgada polerita con esos calzoncillos que usa Bob Esponja, difícilmente me iban a proteger de la paliza que me estaba dando el invierno.
De madrugada, tiritando, y con una pícara sonrisita voy al baño y al mirarme al espejo me digo, sos un genio, el plan va de maravillas.
Increiblemente el espejo me contesta, y me dice: "eres un idiota". Ese plan no resfriaría a nadie, simplemente estas matándote de frío, y un muerto jamás podría ver un partido de futbol.
Era cierto, tiritaba de frio pero los estornudos no llegarían jamás. Entonces, cambio de planes, fui a la cocina, mojé los calcetines y me los puse. Una cosa es ser inmortal y otra muy distinta es no poder enfermarse.
Creo que ese día desperté morado y con un poco de fiebre. Se acerca ingenuamente mi mamá y le dice a mi viejo... Nano, este niñito no podrá ir al colegio en estas condiciones. Me dio una aspirina, y me fui a acostar a su pieza con ella. A ver el partido.
A las 10 de la mañana la Aspirina me había hecho efecto, y no tenía nada, estaba sano como un tomate. Estuve todo ese día estornudando a la mala, hice teatro como nunca lo había hecho, y aunque no me pude enfermar, mi objetivo estaba cumplido. Ver a Holanda.
El partido fue muy malo, empataron a cero. Y ahí casi me enfermo de verdad, viendo con rabia a Inglaterra defender descaradamente todo el partido.
Fue la única vez que recuerdo que falté al colegio.





El primer beso
El primer beso que di, fue una vez que estaba en Pichilemu....
No, ese no cuenta.
Es terrible dar el primer beso, mucho más si eres un personaje tímido. Puedes recibir una golpiza de la mujer que tanto te gusta, puedes ofenderla, en fin... perderla para siempre.
Entonces no puede ser un momento cualquiera en la vida, y tenía que preparar el momento, tenía que preparar las circunstancias.
El terror a perder a la mujer que me gustaba era tan fuerte, que necesitaba practicar antes.
Ya era tonto grande para estas cosas, y lo único que sabía, es que había un 90% de posibilidades que no me funcionara.
Elijo mi chiquilla, ni tan linda ni tan fea, ni tan gorda ni tan flaca, ni rubia ni morena. Tal vez la más normal del mundo, tanto así, que si la volviese a ver, lo más probable es que ni siquiera me acuerde de ella. Pero era mi chiquilla.
Ella no se por qué me había dado su teléfono, ahhhh, si se por qué, quería que la llamara, pero no tenia ninguna excusa para hacerlo.
Pero si quería que la llame, iba a ser para algo, y ese algo podría ser que posiblemente le interesara algo de mi.
Nos juntamos, y recuerdo tenía poca plata, sin embargo, la gasté toda en comprar algo rico. Algo muy rico. La invité a almorzar.
Algo que come la gente linda. Le cociné rico y procuré preocuparme de todos los detalles.
Luego todo el show, ¿qué haces? y todo eso...
Levantó la vista, y me dijo: "Juan Pablo, no quiero que hagas lo que estás pensando".
"Eso lo decido yo", la tomo entre mis brazos y la beso. Ella se resistió durante aproximadamente un segundo y luego aflojó. Tal vez el segundo más largo de mi vida. Es que no podría explicar todas las sensaciones extremas que pasaron durante el segundo más largo de mi vida, pero una vez que cedió, la piel de gallina se apoderó de mi.
Fué la primera mujer a la que YO besé. Y ese beso, me lo había ganado con mi esfuerzo.
Cuando ella se fue, me grité a mi mismo, SIIIIIIIIIIIIII. Curiosamente, nunca más la volví a ver.



El primer insulto
Antes de escribir, quisiera hacer una aclaración. No es lo mismo un insulto, que un sermón.
Cuando haces algo muy malo, los papás nos sermoneaban, o los profesores. Pero con justa razón, porque sabíamos que habíamos hecho algo malo, por lo mismo, si al que te está sermoneando se le sale una palabrota, es más que aceptable, porque se entiende que está colerizado.
Cuando andas por la calle, y alguien te dice: IDIOTA. Simplemente no lo tomas en cuenta, porque no tiene bases para decírtelo.
En fin, corría mi primer año de diseño en la Universidad del Bío Bío. El profesor titular de dibujo era Luis Guzmán, un maestro de larguísima trayectoria internacional. Don Luis, tenía una ayudante... no, no era una profesora ayudante, era profesora adjunta, pero se entiende quien es el que corta el queque.
Un día, el profesor se acerca y me felicita por el progreso que estaba demostrando. En realidad felicitó a todo el grupo de amigos dibujantes, porque estábamos muy interesados en saber, y estábamos haciendo cuádruple esfuerzo. Y se notaba.
Lo que me había dicho el profesor me había tenido con una generosa sonrisa durante toda la mañana.
Pero si algo tenía de malo el profesor, es que siempre se desaparecía a media mañana, y ese día no era la excepción, por lo que Jaqueline Santos se quedó sola "enseñando".
Se acercó a mi, y me dijo: de que te ries tanto, tienes cara de feliz.
Le dije que era porque el profesor me había dicho que estaba dibujando muy bien, que todo mi esfuerzo estaba dando frutos.
Ella mira mi dibujo, y me dice: "eso es basura y tu lo sabes".
Apreté los dientes y le dije: "disculpe profesora, pero yo lo veo bastante bien". Podría explicarme el por qué, así lo podría mejorar.
Se dió vuelta y me dijo, "rómpelo y empieza de nuevo".
Abandono mi tablero y la amabilidad y le digo: "Usted es la profesora, y le exijo que me diga qué está tan malo".
"Está PATÉTICO", me dijo, con una prepotencia fuera de todo límite.
Me di media vuelta, y dije muy despacito, "el patético no es mi dibujo".
Nunca lo sabré, pero al parecer escuchó mis murmullos, porque me reprobó el ramo siendo uno de los 5 mejores para el dibujo del curso (50 alumnos).
Desde ese día la palabra "patético" pasó a ser mi ofensa top 1, y me la estoy guardando para decírsela a alguien con rabia... posiblemente nunca la ocupe.
Nunca me había ofendido tanto algo, así que guardé ese dibujo, y regularmente lo veo y trato de encontrarle lo malo, pero nunca le encuentro nada.
También conservo cada una de las evaluaciones que la profesorcita me reprobó, contextualizadas con otros trabajos que me robé de mis compañeros, que si habían aprobado. Todavía no entiendo por qué bajé las notas de 80s a 40s, y con una evaluación final un bajísima, para que reprobara con un 58% (el 60 aprueba).



Mi primera carrera
Con una sonrisa recuerdo mi primera carrera en bicicleta.
Era un niño ingenuo, que creía que porque era capaz de adelantar a mucha mucha gente al subir una y otra vez el cerro San Cristóbal, ya era ciclista.
La verdad es que me encontraba demasiado bueno para compararme con la gente común y corriente, así que tenía que medirme con los buenos. Con los curicanos.
Pobre ingenuo.
Fui tal cual a correr, zapatillas, polera, y short.
La bicicleta no tenía absolutamente nada regulado, ni el asiento, ni los cambios, Nada!!!!
Me la había comprado el mismo día, y me había conseguido un casco un rato antes...
Los corredores me miraban como aguantándose la risa. Es que está bien ser novato pero nunca tanto.
En la ruta se ven los gallos, y duré hasta que todos empezaron a lanzar los ataques, un poco más allá de los 3/4 de la carrera.
Sin embargo, la terminé dignamente, hice los 70 km. y salí último, por delante de los que abandonaron.
Cuando llegué a la meta, el señor comisionado me da la mano y me dice: "te felicito, ese es el espíritu combativo que esperamos ver en nuestros corredores, pero para la próxima semana trata de equiparte".
No hubo próxima semana, me preparé y después de 1 mes, volví. Completamente equipado y entrenado. Ahora peleando los primeros puestos en la categoría novicio (hay novicios que llevan más de 1 año corriendo en la categoría, yo pasé a todo competidor dos meses después de éste día).
Tres meses y medio después fue este día.



Mi primera pelea
Mi barrio en Curicó, donde pasé toda mi infancia y los mejores años de mi vida, esaba habitado por una comunidad de profesores de casi la misma generación, y todos amigos entre todos.
Todos los niños vecinos teníamos la misma edad porque todos los papás se cesaron cuando le entregaron la casa.
Cuando éramos chicos había uno al que todos les tenían miedo: el Fernando Contalva.
Cuando uno es chico, muy chico, idolatra hasta al gato. Para nosotros, el Fernando era una especie de Mike Tyson, ¡A qué clase de estúpido se le ocurriría pelear contra el Fernando!.
A mi.
Y es que ya me tenía aburrido su prepotencia. Nos jugaba bolitas, se las ganaba todas, y antes de irme a la casa me decía que se las devolviera o me pegaba.
Un día, voy donde mi papá, y lo acuso.
"Papi, el Fernando me quita las bolitas cuando se las gano."
-"No se las tienes por qué pasar, si se las ganaste".
-Es que dice que me pega.
-¿Y por qué no le pegas tu también?, no puedes dejar que te pasen a llevar... si te las pide, no se las pases. Las reglas son las reglas.
Toda la razón... Incluso me avergoncé de acusarlo como un mariquita.
Al dia siguiente, lo vuelvo a dejar en banca rota, y me ofreció una paliza si no se las pasaba.
No se las pasé, y me levantó de una patada en el trasero. ¡Entrégamelas!.
No, y me iba a pegar de nuevo, cuando me abalanzo, empuño mi mano, y se lo doy de lleno en su mejilla.
Mis amigos no lo podían creer, "este tipo se volvió loco".
Fernando se para, y con sus ojos rabiosos me da un par de golpes en el cuerpo, en la cara, en todas partes.
Nos revolcábamos en el suelo, y le estaba dando dura batalla, ya le había dado por lo menos 5 combos bien dados en su cara, lo se porque como que uno siente el huesito. De repente el se para, yo me paro, nos quedamos mirando, el se da cuenta que sangraba de la nariz, y se va corriendo a su casa, llorando.
Y mis amigos me acompañan a la mía, apoyándome, y me ayudaban a limpiarme, cuando mi mamá me sorprende.
¡ Nano, ven a ver como viene este niñito !
Mi papá me vio el ojo que ya se cerraba solo, el labio hinchado y partido en varias partes, y moretones por todo el cuerpo.
"Déjalo, hay cosas que sólo se pueden arreglar a puñetes. Son cosas de hombres."
Durante ese día fui un héroe, y no solo porque fui el primero que se atrevió a pelear con el, también lo fui porque lo mandé a su casa llorando, y aunque puede que yo haya quedado peor, no hay que olvidar que le salió sangre de narices y "lágrimas de sus ojos".
Yo no lloré. Para un niño de 6 años, eso es importantísimo.
Me consideré ganador.
A partir de ese día con Fernando fuimos muy muy amigos, y nos agarramos a combos varias veces más (ahora siempre gané yo).
El siempre siguió abusando de los demás, pero cuando no estaba yo.


La primera vez que gané una carrera
Ese dia no era cualquier día.
Sé que a los hombres muchas veces se les olvida el aniversario y los cumpleaños, pero el aniversario del ciclismo es algo distinto.
Ese día cumplía 1 año corriendo en bicicleta, y jamás en la vida me iba a imaginar que podría transformarse en algo grandioso.
Se jugaba la final del campeonato y los dos equipos fuertes, los apícola Martínez y Vinos Los Robles se jugaban todo, y controlaron toda la carrera a gusto.
A 10 kilómetros de la meta empezaron todos los ataques, pero los dos equipos grandes siempre estuvieron a la altura. Faltaron 5 kilómetros para la meta y en el mismo pedazo donde hace un año me dijeron novato, hoy les dije "hasta luego", me tomé de los cuernos de la bicicleta, me paré en los pedales y ataqué con furia. Llevaba como un minuto corriendo solo y miro hacia atrás, pero sólo veía a Vinos los Robles defendiendo con desesperación, el campeonato se les iba. Se lo llevaba su archirrival, y la carrera donde tenían que lucirse, se la estaba estropeando un tipo que había empezado recién hace un año y que ni siquiera tenía equipo.
El computador de mi bicicleta me decía que quedaban 4 kilómetros para la meta, apreté mis dientes, miro hacia atrás y compruebo que el grupo venía muy lejos.
Vamos Juan Pablo, aprieta los dientes.
Recuerdo que pedaleaba como si el mundo se fuese a acabar, entonces doy una curva y veo la meta que se veía chiquitita en una interminable recta con un fuertísimo viento de cara.
Inmediatamente bajé de 44 a 33 kilómetros por hora. Sufría porque la meta no llegaba nunca.
Tampoco quería mirar para atrás, sabía que me pisaban los talones. Era yo solo contra todos ellos y con el viento que insistía en frenarme. Ya no quedaba nada, ya podía escuchar los gritos de las personas que estaban en la meta.... fueron momentos durísimos.
La meta se me hacía igual de larga como la cancha de futbol a Oliver Atom, era terrible, y la velocidad bajaba cada vez más. Entonces hago el último esfuerzo, miro hacia atrás, y me doy cuenta que durante todo el trayecto que anduve escapado, sólo pudieron recortarme 100 metros.
Ya no necesitaba seguirme esforzando, entonces, solté las manos del manillar, miré hacia el cielo y levanté los dos brazos en señal de triunfo al cruzar la incomenzable línea de meta.
La gente corrió a abrazarme, obviamente los más felices fueron los de apícola Martínez, que ni siquiera tuvieron que sufrir al disputar la carrera, porque los puntos se los había llevado alguien que no llevaba puntaje.
Yo no podía estar más feliz. Gané, y gané en solitario. Eran todos ellos contra mi, y me la pude.
Esos son los triunfos que valen.
Y esa ha sido laúnica carrera que he ganado en solitario. Todas las demás han sido disputados mano a mano en reñidos embalajes. Jamás me iba a imaginar que podía ganar en Curicó tan luego.
Había gente que lleva 20 años compitiendo y jamás ha ganado.
Posiblemente nunca gane.