Saturday, September 15, 2007

La leyenda de la diva y el rockero

Cuenta la historia de un rocker, un día en su bici sentado gritó, porque a pesar de su esfuerzo, vino otro tipo y la carrera se llevó.
Se secó el sudor de los ojos, felicitó a su rival, le dio las gracias a los organizadores y se abrazó con el resto del equipo. Levantó su mano derecha y sonriente saludó al público que le fue a ver.
Los competidores fueron a hablarle sonrientes y hubo tiempo para cada uno de ellos, el público, la gente, y todo el mundo que se le acercó.
Valoró el esfuerzo del gordito: "oye, tu te superas día a día, si sigues así muy pronto serás un gran campeón."
Se puso sus audífonos, miró fijamente a los ojos a una morena hermosísima que estaba en la décima fila del público, le guiñó un ojo, y sonriendo coquetamente se pone a pedalear al ritmo del unplugged de kiss.

Piel de gallina.
La sonrisa del rockero era extraña, andaba con alegría, se paraba, se sentaba y se volvía a parar pedaleando cada vez más rápido camino a casa. Todos sabían que esa combinación de elementos era la que le reventaba el alma al rockero. El ciclismo, el placer que le hace sentirse un tipo popular, y esa libertad desatada que te da el rock and roll.

Retrocedamos...
Una morena hermosísima había ido al supermercado a comprar cosas para la hora del te. Le llamó la atención tanta gente, y fue a ver qué sucedía. La gente quería ver a los ciclistas, pero ella no, por lo que no le interesaba agolparse para ver a los "cabeza de músculo". A ella simplemente no le interesaba y quería que esto se acabe lo más luego posible para poder cruzar la calle sin que esos ordinarios le gritaran leseras. Era una diva.
Sin embargo, de todos los corredores hay uno especial, que no necesita decirle nada para mostrarse, sino que la mira sonriente y muy coquetamente mientras se ajusta el audífono. Ella se preguntaba... ¿me estará mirando a mi?. Y con una sonrisa nerviosa le corresponde su gesto. El, agradecido de su respuesta, le guiña el ojo y se va pedaleando feliz.

El sonríe arriba de su bicicleta camino a casa, y ella todavía sonríe sola mientras muele la palta.

4 meses después
El rockero se devolvía del supermercado con una bolsa dentro de su mochila y tarareando temas de Led Zepellin, despreocupado, desordenado y muy relajado.
Las notas corrían y las sonrisas volaban. Al cruzar la calle agarra luz verde y disfruta ver la pataleta de una morena hermosísima que reclamaba al mundo por no haber alcanzado a cruzar con luz verde.
El rockero la miró, le sonrió, incluso se detuvo casi un segundo a disfrutar de ella. y continuó su camino. Suspiró y al ritmo del rock and roll dice: "Esa, es mi diva", y siguió su camino muerto de la risa.

15 segundos antes
La morena hermosísima venía en su auto, muerta, reventada, cansadísima. Lo único que quería era llegar a la casa y tomarse un vaso de leche descremada mientras ve televisión.
La ley de Murphy es así y le envía el semáforo en rojo más largo de la ciudad. De esos que no terminan nunca, y una vez que acabó tienes que esperar que la gente termine de cruzar.
Sin embargo le parece divertido ver a un tipo que nada parece importarle y va de rockstar por la vida con su mochila tarareando temas de quién sabe quién.
Al ver que es el tipo de las carreras intentó saludarlo o algo, pero estaba paralizada de emoción y no alcanzó ni a cerrar la boca....

Había una fuerza enormemente destructiva que los atraía, y un extraño romanticismo que simplemente los alejaba... y es que eran tan distintos el uno con el otro que cualquier proyección, por más mínima que fuera era ridícula.

El pensaba: ella es una diva, y debe estar enojada porque va a perder su hora a la peluquería o al solarium. Es una diva, y no siente el poder del rock and roll, sólo le interesa la elegancia, la distinción y todo debiese significarle rotería. Diva, le cargan los semáforos, la ropa que no está a la moda. No usa zapatillas y no come cualquier cosa. Ella no camina y manda a comer a la nana a la cocina. Va al gimnasio porque su revista light se lo exige, y no compra nada que no sea light... apestosa!!. Quizás para qué programa de televisión trabaja...

Ella pensaba: ¿Y ese rockero se creerá mino?, ¿que me voy a tirar encima de él como todas las de su reino de warras que siempre le deben acompañar?. Que trabaje, que produzca, borracho, carretero. Es incapaz de pasar 8 horas al día en una oficina, para que su maldito país crezca, y como para relajarse, se va de carreritas los fines de semana con sus amigotes rotos.
Debe ser de los que se suben al escenario para tirarse arriba del público, y le gusta firmar autógrafos que terminarán a los 5 minuos en algún basurero... apestoso!!! Quizás dónde será su siguiente tocatita, y obviamente terminará borracho.

Sin embargo, llegando a su casa, ella cansada, muy cansada después de ordenar cientos de formularios en una oficina pública se recuesta y se queda dormida.
El, después de que nada le resultó en la agencia enciende la tele y se queda inmediatamente dormido.
El rockstar. La diva.

3 Comments:

Blogger Francisca Anfossi said...

Y me tomé el tiempo de leer todo completito, me gustó fijate tu y sólo porque sé que de verdad te pasai esos rollos cuando vay en la calle y vei a las pelolais en sus autos jajajajaj

Muy bien espero leer más, ahora me voy a leer los antiguos!

Besotes

6:27 AM  
Blogger Fran said...

me gusto, esta bueno...
Ayer tuvimos como taller tuvimos uno de esos dias, de los nunca resulta nada como uno se espera y te dan de mandar todo al carajo.
pareciera q esos dias abundan en la vida de las personas, sobre todo en esta area.

saludos

3:55 AM  
Anonymous Anonymous said...

los muros inmensos! de los prejuicios.

11:33 PM  

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