Thursday, February 14, 2008

La pregunta de la muerte

Yo soy una persona tranquila, inquieto, pero buen cabro. Tímido cuando hay que ser tímido, pero soy un tiranosaurio cuando tengo cerca a mi presa.
Ese día estaba comprando estúpidas cecinas en el supermercado, cuando miro hacia el lado y me encuentro con la sorpresa de mi vida, estaba la amiga de la innombrable.
No es que yo sea un tipo curioso, pero desde que la dejé de ver NUNCA más supe nada de ella. No tiene fotolog, ni blog ni nada. Es absolutamente invisible.
Ni siquiera tenemos nada en común, ni un amigo, ni nada.
Hay una muralla China entre nosotros. Y me enfurece que se la haya tragado la tierra.

En fin, ahí estaba su amiga hablando como cotorra hace rato, contándome sus estupideces que no le interesan a nadie, "que va a salir de la Universidad, que está trabajando no se dónde..." y que se iba de vacaciones a no me importa.
Yo tenía el número 31 y ya iban en el 29, y tenía frente a mi, la única opción de saber algo de la innombrable, y no es que sea curioso ni que me importe demasiado saber de ella, es por saber...

Entonces por fin se calló, y me regaló 3 segundos de silencio, yo no estaba ni ahí con contarle mi absurda vida, donde cada 5 segundos pasa una historia distinta, así que me puse no tan serio, respiré, y me decidí a hacerle la pregunta de la muerte.

La pregunta justamente que ella no esperaba que le hiciera, supongo que habría esperado que fuera lo suficientemente cobarde como todos, y que respete la intimidad de su amiga. ¡Me importa un carajo la intimidad, porque necesito saber de ella!.

Trato de no tomar mucho aire, relajarme y hacer la pregunta lo menos forzada posible, como si estuviera preguntándole qué pasta de dientes usa. Entonces, no lo dilaté más, y le dije: "¿qué sabes de tu amiga la innombrable?.
De inmediato cayeron unas telas del techo, se oscureció el supermercado, la iluminó un foco en plena cara, y se escuchó la música de quién quiere ser millonario.
¿Innombrable?, preguntó nerviosísima, completamente roja.
Yo no conozco a ninguna innombrable. Me dijo con voz sorprendida.

Mujeres, siempre cubriendo a sus amigas. No conocen la palabra traición hasta cuando les conviene, y yo no tenía nada para extorsionarla, ni siquiera las ganas.
Si, si que conoces a una, los dos la conocemos, le dije.

Entonces ella se puso seria y muy nerviosa, la tenía acorralada, y tenía que darme información de su paradero si o si.
"¿Me podríai creer que no he sabido nada de ella?", me contesta.

Entonces, la miro a los ojos menos y menos amablemente le digo, por favor, y mi mano derecha suavemente se posa en su hombro izquierdo descubierto.

Ella me mira con ternura y me dice, "se fue a Bariloche de vacaciones".
De nerviosa me dice chao y se fue porque tenía unos asuntos de no se qué.

Bien. En Bariloche.
¿Y qué hago con eso?

Su cecina, señor. ¿qué número tiene?
Ah si, el 31.

2 Comments:

Blogger Marcelo Aliaga said...

Excelente post, sin duda.

Saludos!

12:39 PM  
Blogger Pendeja said...

saludos juan pablo!

9:53 AM  

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